''-Hay dos cosas en la vida de las que un hombre nunca se harta-me decía mi madre-: Un buen plato de comida y un buen abrazo.
Y con lo del abrazo se refería al sexo, claro.Pero como ella no había usado nunca esa palabra así tal cual, no estaba dispuesta empezar a usarla ahora.
Las cosas cambian. Pero lo que me dijo mi madre se mantiene inalterable: por mucho que envejezca un hombre, siempre querrá un buen plato de comida y un buen abrazo.
El plato de comida es mi especialidad. Y sospecho que el buen abrazo se lo dan en otro sitio...''
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