Porque yo tengo wuasa desde el 94.

Somos seres clásicos ya prácticamente programados, repetimos como loros todas aquellas frases, argumentos y opiniones que venimos escuchando desde que mamábamos del pecho de nuestra madre (o desde que bebíamos del biberón para todos aquellos hijos de madres sin pezones). Tenemos los discursos tan bien aprendidos que estamos deseando sacar el tema constantemente para decirlos, nos encanta expulsar por nuestra boca el texto memorizado. 

Las rebajas:
Nunca se encuentra nada el primer día, apenas hacen descuentos. Prefiero esperar a marzo porque ahí están las verdaderas ofertas. Todo lo que me gusta es de nueva colección. Lo que rebajan es del verano pasado, no merece la pena ir el primer día. En las rebajas de invierno solo hay ropa de verano, y en el las de verano hay ropa de invierno. Yo de las rebajas paso.
¿Nadie va a las rebajas?

La navidad
La navidad no tiene sentido, solo incita al consumismo. Puedo comprar todo lo que quiera, no tiene sentido esperar hasta las fechas. Odio a mi familia y este año me toca ir a casa de mi suegra. Estoy hasta las narices de cenas navideñas, de cocinar para veinte mil personas y encima luego fregar. Los regalos solo se hacen por compromiso.
Pero...
...pero bueno si hay niños... si hay niños si merece la pena porque tienen ilusión por todo y anima al resto.
Bueno, he de decir que yo siempre supe que Papá Noel y los Reyes Magos no existen y creo que no fui la única que lo supo a corta edad, siempre estaba el graciosillo de clase con el: ''los Reyes Magos son papá, mamá y la cartera''. Niño, ¿y tu madre qué tal mea?. A mi lo que de pequeña realmente me ilusionaba era que me dejaban comer todo el chocolate que quisiera porque mi madre estaba muy ocupada cocinando como para controlarme y apartármelo a un estante al que no pudiera alcanzar, he de decir que era una tarea realmente difícil para mi madre, siempre he sido muy alta y siempre he tenido muchos recursos, soy la ladrona de guante blanco del chocolate (moreno).

Pero si, nos encanta caer en los tópicos aunque realmente no los sentimos, puede que un día en clase, en una conversación de autobús, en un bar escuches otro discurso de otra persona que se ha aprendido otro texto pero contraría al tuyo y puede que ese te guste más, puede que te identifiques mejor. O puede que no, puede que no te identifiques con ninguno, puede que las rebajas y la navidad te sean indiferentes y que prefieras escuchar otros discursos sobre otros temas que te llaman más la atención como porqué tiene que haber un graciosillo en clase y qué medidas tomar para asesinarlo sin que nadie se entere que has sido tu, o por innovar, crear nuevas estrategias de despiste para aquellas madres que en navidad te apartan la bandeja del turrón y te acercan la de los dátiles (que no atraen nada), para que vayas mejor al baño.

Caemos siempre en tópicos porque ahora resulta que ser normal es destacar del resto, ahora lo que se lleva es ser lo más diferente posible, pero somos muchos en este planeta y si todos queremos ser diferentes acabamos siendo iguales. Ahora lo que se lleva es que no nos guste nada, que nada nos produzca ilusión, ahora lo que se lleva es que todo nos produzca ilusión, que nos guste todo. Ahora lo que se lleva no se sabe, ya no sabemos como reafirmar nuestra personalidad, nos conocemos a nosotros mismos pero deseamos que los demás nos conozcan también, deseamos ser el centro de atención para que todos quieran conocernos. Nos abrimos blogs y contamos nuestras vidas. 
¡Qué Dios nos pille confesaos!