Siempre recuerdo estas fechas con el tiempo nublado y lluvioso, con la casa patas arriba (sobretodo desde que tenemos a Nany), cajas y espumillón de colores cada vez más chillones por todas partes, figuras envueltas en papel de periódico del año en el que nací ya todo amarillento, un belén que cada año se cae más a pedazos y que cada año tiene más clavos, un árbol de plástico (fino) en medio del salón y a mi madre moviéndolo por toda la sala (a ver si este año le queda como a la Preysler), bolas de colores pero siempre los mismos, rojo y plateado. Yo las quería de color azul pero la jefa no me dejó.
Recuerdo también de cada año a mi padre y a sus colecciones kilométricas de discos que regalan con el periódico, a él, escuchándolas sentado en el sillón, en calcetines y leyendo el periódico. La música a tope siempre, menos mal que en su juventud no le pilló la ruta del Bacalao y solo fue la moda de Grease. También por estas fechas suele venir alguna de mis dos abuelas, una que toca un instrumento milenario, con una asombrosa habilidad: las cucharas. O la otra que repite una poesía de principios del siglo veinte más de veinte veces seguidas: las poesía del día de su comunión.
Entre el clavel y la rosa, su Majestad es coja.
Recuerdo también de cada año a mi padre y a sus colecciones kilométricas de discos que regalan con el periódico, a él, escuchándolas sentado en el sillón, en calcetines y leyendo el periódico. La música a tope siempre, menos mal que en su juventud no le pilló la ruta del Bacalao y solo fue la moda de Grease. También por estas fechas suele venir alguna de mis dos abuelas, una que toca un instrumento milenario, con una asombrosa habilidad: las cucharas. O la otra que repite una poesía de principios del siglo veinte más de veinte veces seguidas: las poesía del día de su comunión. Entre el clavel y la rosa, su Majestad es coja.
¿Y yo? ¿dónde estoy en medio de este tinglao'? Yo me dedico a desenvolver y colocar las cosas pero no sirve de nada, mi madre viene por detrás cual escoba barredora y las deja como según ella queda más elegante. El kaos de colores y luces, y el que la mula ocupe la cuna del niño (bebé) Jesús, mientras este se encuentra en la taberna (había tabernas en aquella época pero baños no, menudo orden de prioridades...) a ella no le funciona, por lo que me dedico a escuchar música, este año a estudiar. También a mirar recetas de tartas de cumpleaños, soy yo la cumpleañera y se supone que la tarta me la tienen que hacer a mi, pero mis padres no tienen imaginación (invaginación) para la repostería y seguramente acabaría con una tarjeta en la que ponga: ''vale por una tarta de cumpleaños'' y una vela. Sin mechero.
Me dedico a observar como sucede lo de todos los años y me doy cuenta de que la ilusión de que el día llegara era mejor que el día en sí y no lo puedo evitar, este año me pasa igual y me seguirá pasando (deseo que siga ocurriendo), porque si esto no ocurriera no sería lo de todos los años. Es curioso como reservo la monotonía única y exclusivamente para estos días, porque si la monotonía solo ocurre en unas fechas apuntadas, marcadas, especiales, señaladas, únicas ya no es monotonía. Es lo de siempre pero no ocurre siempre. Me gustan estos días y a la vez los odio. Lo de siempre. Pero no.
Posdata: otra cosa que siempre siempre siempre se repite es el maldito ruido del maldito martillo, algún vecino tendrá la tradición de remodelar sus paredes en este puente (otro que quiere la casa igual que la Preysler). O será una lucha por mi padre y sus canciones de recopilatorios.
¿Si se repite todos los años es una tradición?
La tarta no está actualizada, tendremos que esperar al martes para saber cuál va a ser la de este año, ¿os puede el hype ehhh?
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