Entre el clavel y la rosa...

Somos oscuros o somos claros, no me refiero al color de la piel, de los ojos, del pelo. Me refiero a nuestro interior, tampoco quiero decir que seamos malos o buenos. Solo quiero decir que o somos oscuros o somos claros. Tampoco sabría decir a qué me refiero, hoy mientras me pintaba los labios de color granate me surgió el pensamiento, puede que haya sido porque ese color me queda de muerte mientras que los rosas me quedan de muerto. Pero no. Creo que me refiero a nuestra personalidad, a como clasifico a las personas que me rodean. Yo soy una oscura que solía querer ser clara. Me da pavor todo lo que rodea la oscuridad, no soy tan atrevida para pertenecer a esta escala. O eso pensaba.
Y no, en mi escala no hay grises porque este color es deprimente, son todas aquellas personas que no saben quienes son ni quienes quieren ser, que no comen ni dejan comer, que se te agarran al cuello y te ahogan con ellos. Son gente tóxica. Todos sabemos si somos oscuros o claros, todos nos podemos ver en el espejo, otra cosa es querer ser una escala distinta a la que estamos configurados.
Todos sabemos si nos queda mejor el granate o el rosa con nuestra barba de tres días.
¿Qué implica la oscuridad? No tengo ni idea.