Julio vamos a la playa ¡yey!

 Por fin mis pies han tocado arena. No fue el mejor día porque hacía un viento increible que nos tiraba arena, aunque mirándolo desde el lado positivo, nos sirvió de exfoliante para la piel. El sol también contribuyó, ahora Carpe Diem y yo somos tomates, pero cherry, que están más buenos y son más jugosos; como nosotras.


Esta vez quién ha cogido el coche he sido yo, lo que ha obligado a la gente soportar mi música Indie, pero entre nosotros, al final Carpe Diem ha acabado tarareando por lo bajinis alguna canción. Esta noche se las descarga fijo.
No nos hemos metido en el agua, porque somos unas cobardicas y el frío no nos gusta, así pues he plantado mi tumbona lo más cerca posible de los socorristas, que no estaban tan buenos como los recordaba (el amor te hace ciega) y me he puesto a leer mi libro de portada verde, ¡cómo una señora!.

 Aquí ambas estupendas y divinas de la muerte sin saber que horas después seríamos tomates.
Me preguntareis qué fue de La Leonera de Iván, pues bien: se ha enamorado. Ahora se pasa la vida en un garaje de mala muerte, tocando a su enamorada y a saber qué más cosas hará con ella. 
No, no estamos celosas ni Carpe Diem ni yo, puede que le hayamos cogido un poco de tirria a su enamorada, pero solo porque nos ha hecho llegar tarde a la playa, y porque La Leonera de Iván está constantemente hablando de ella y si fuera por él, nunca dejaría de montarla (sus palabras textuales).
Nos ha enviado una foto de ambos para que la conozcáis:

Y ahora cantamos: ¡Qué alegría, qué alboroto, Iván tiene una AAAmoto!









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