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En agosto, la feria del gocho... matadme

Si hace doce horas me hubieran contado todo lo que en esta tarde me ha sucedido, no me lo creería, me reiría de esa persona. 
Este day a day, como toda buena historia, comienza con un viaje...

A las cinco de la tarde de este viernes, cuando aun me estaba pintando las uñas para lo que se proponía un día tranquilo, el timbre sonó, pero nadie respondió cuando pregunté quién se encontraba ahí. Empujada por una sorprendente sensación de valentía, decidí bajar hasta la calle (habiéndome calzado antes).
En el portal no se encontraba nadie, pero si una maravillosa moto, ¡una Vespa!

Bien, podéis pensar que nada tiene de especial, que la moto no era para mi, simplemente su propietario la había dejado ahí aparcada, pero si pensáis eso... ¿Cómo se explica la carta a mi nombre que se encontraba en el manillar?
Pues continuando con mi sentimiento de valentía, la abrí:

''Querida Elena, nos agrada enormemente comunicarle que hoy va a ser partícipe de un maravilloso juego mediante el cual, usted recibirá un valioso presente cuando este concluya, para ello hemos decidido prestarle nuestra magnífica Vespa por un tiempo, siempre y cuando a las seis de esta misma tarde la devuelva en el aeropuerto más próximo al que se encuentre. Ahí recibirá nuevas instrucciones. Atentamente, P&Y.''

Puede que haya sido demasiado atrevido seguir las instrucciones que un anónimo dejó en una moto en frente de mi casa. Demasiado atrevido o demasiado estúpido.
El caso es que no lo dudé, me subí a la moto. Al fin y al cabo una aventura, es una aventura. 
A las seis menos cinco, con los pelos de loca y con un frío terrible (¿por qué nunca pienso en la chaqueta?), llegué. El aeropuerto estaba prácticamente vacío, algo extraño puesto que nos encontramos en temporada de vacaciones. No sabía donde esperar, así que decidí comprar un café para pasar el rato y de paso entrar en calor. A penas había pegado el primer sorbo, cuando no vi nada más, me quedé ciega y sorda, solo sentía manos que me agarraban por todas partes y me empujaban de aquí para allá, ¡mierda!, pensé. Esto solo me pasa a mi por seguir mi instinto.
Pero de repente todo quedó en calma, el sonido regresó y poco a poco la visión se hizo más clara. Me encontraba en un avión, con poca más gente.

Nadie me daba ninguna explicación de hacía donde nos dirigíamos, después de lo que a mi me parecieron horas, dejé de insistir. Nadie me decía nada, era como si no existiese, era transparente, no me veían, no me oían.
Por fin el cacharro comenzó a descender, la luz del cinturón se encendió, indicándome que debía abrochármelo.
Una vez en suelo firme, un para nada ''llamativo'' coche estaba parado en frente de nosotros, no podía ver nada por sus cristales oscuros. 
Al rededor tampoco podía apreciar en qué lugar me encontraba, entonces el claxon del coche sonó dos veces. La puerta se abrió automáticamente y fui empujada a su interior.
Las calles comenzaron a pasar y no pude evitar que mi boca se abriera de tal forma que varias moscas pudieran entrar sin que yo me enterara.

Nos encontrábamos en otro lugar, uno muy exótico, lleno de gente y puestos de venta con miles de joyas, perfumes, cuero y telas muy vistosas.




...
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Vale, puede que mi historia tenga algunos fallitos. 
Puede que yo no tenga el carnet de moto o que aun no tenga los años de carnet de coche necesarios para poder conducirla. Puede también que la moto no fuera capaz, debido a su escasa potencia, a llegar al aeropuerto por la autopista. (Pero esto no es tan fácil de saber).
Puede ser que la carta de la foto sea la invitación de la boda de mi hermana y que P&Y sean las primeras letras de su nombre y la de su futuro marido.
Puede que el avión, en realidad fuera una cabina de simulación


Tal vez y solo tal vez, el lugar exótico no esté a miles de kilómetros de mi posición actual, tan solo a 28 aproximadamente y que las etiquetas de las fotos estuvieran escritas en un perfecto español.


Si, puede que esta tarde hubiera ido hasta la Feria de Muestras de Gijón.
Solo puede.





 Lo siento, me he pasado al lado oscuro...¡tienen helados!



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