Él es encantador, pero tú eres el sol.

No permitas que alguien sea el centro de tu universo, puesto que puede destrozarlo. No permitas que alguien te haga el centro de su universo, te puede olvidar.
No permitas que te llene una sensación de vacío, no permitas creerte todo lo bonito dicho en un momento bonito. No permitas dificultar lo sencillo ni tampoco temerlo.
No permitas que el rebaño te guíe, pero tampoco tener que destacar sobre el, fingiendo ser otra persona. No permitas temer a la normalidad y a las cosas cotidianas de la vida, si todos fuéramos especiales, originales, sobresalientes y perfectos, estas palabras perderían su significado. No permitas hacerte más pequeño en frente de alguien a quien consideras más grande. No permitas que por que algo les molesta, tu pierdas la libertad. No permitas permitir lo impermitible.
No te pierdas en unos ojos pero tampoco te alejes de todos. No permitas un mejor solo que mal acompañado, pero tampoco permitas a ciertas personas que solo proporcionan soledad. No te permitas querer más de lo que te quieres a ti. Permítete tener días frios, pero que unos brazos te calienten. No antepongas lo fácil y seguro, no te preocupes por llorar por lo difícil y en el aire. No te rasques cuando el pecho arda, como todo en esta vida, todo empieza y todo acaba. No permitas tener un solo centro en tu propio y magnífico universo. No permitas que usen tus hombros para llorar, cuando no van a prestar los suyos. No permitas que no te escuchen mientras dices tonterías, no permitas que no te dejen la silla cuando estás cansado.
No permitas que te digan lo que no te puedes permitir.