Ojocuidado.

Odio esperar. No puedo con ello. Mi madre siempre dice que de pequeña nunca me podía dar una sorpresa por Navidades, yo elegía el juguete que quería ya en septiembre y no cambiaba nunca de elección, tenía que ser eso y no otra cosa (aunque muchas veces me compraba la versión barata del juguete que quería). Nunca permitía que hubiera otro regalo que no fuera el que había pedido.
Hoy en día tampoco es fácil sorprenderme, si quiero o necesito algo, voy yo y lo compro. No tengo paciencia para esperar a que llegue mi cumpleaños o para que llegue la sorpresa, también me da miedo que me sorprendan con algo que no quiero y tenga que poner la cara de: Oh si...justo lo que quería. 

Esto puede resultar contradictorio puesto que me encantan las sorpresas, pero no esperar por ellas. Como también repite mi madre, lo quiero todo dicho y hecho. Y no siempre puede ser así, hay veces que no nos queda de otra que esperar, como para que la comida esté hecha (por mucho hambre que tengamos), para cumplir la mayoría de edad (por muchas ganas de tequila que tengamos), sacarse el carnet (por muchas ganas que tengamos de atropellar al profesor de matemáticas), que llegue el verano (por muchas ganas que se tenga de enseñar pierna), besar a tu parejo (por mucho que lo eches de menos), para que te den cita en el médico (si llamas ahora puede que te den para el año 2035). Muchas cosas para poder disfrutarlas adecuadamente tardan el llegar (la preparación de una boda), pero una vez que llegan (la boda) esta no dura más de 24 horas. Por ello es imprescindible saborear cada paso, para que ese día dure más. No sé si me entendeis, aquí no sirve lo típico de yo me entiendo.
En cambio, y no entiendo muy bien porqué, si tengo paciencia para esperar por la gente, ojo, no es que me guste, simplemente, siempre encuentro cosas con las que entretenerme (gracias móvil con internet). Ahora mismo, estoy esperando fuera del trabajo de mi padre a que salga para poder irnos al gimnasio.
Y aquí me podeis ver en el coche a oscuras, porque el sol no aguanta una mierda en otoñerno (otoño e invierno), escribiendo en el móvil, rezando para que la batería me dure y colocándome con el spray limpiacoches.
Tampoco me molesta esperar cuando he quedado con alguien, sobre todo si es en el centro de la ciudad, hay muchas cosas que ver, muchas tiendas en las que entrar... Adiós a mi cartera... ¿nunca habeís considerado que comprar una cartera es algo estúdido? ¡gastas dinero en algo que sirve para guardarlo!
En definitiva, sin salirme más del tema principal, mi paciencia no es la mejor y si planeas sorprenderme ten cuidado que no se te escape ninguna pista o sino me vas a tener que contar todo el plan. Soy una cabezota y se me da muy bien negociar. OJOCUIDADO.