Lo que hoy me encanta, mañana me disgustará. Si me encanta me va a encantar tanto que no habrá nada más en este mundo y cuando me disguste, no querré saber nada de ello nunca. Pero nunca diré nunca, pocas cosas existirán en este mundo a las que diga si o no para siempre de manera rotunda.
Es un poco jodienda, esto me obliga a odiar la rutina, nunca podré vivir en un mismo sitio y ser feliz, seré una errante, seré de todos los sitios y a la vez de ninguno. También me afecta en las relaciones, cuando una pareja encuentra la total comodidad, ya no hay ilusión, no hay novedades y se convierte en lo mismo de siempre, ya no es amor, es costumbre, al menos para mi. Entonces haré lo de siempre, me romperé y huiré.
¿De dónde viene esto? Seguramente de los domingos. Son tan aburridos y tan tristes, significan volver a empezar una semana con los mismos nombres y las mismas obligaciones. Donde unos encuentran seguridad yo encuentro las ganas de huir.
Entonces aquí entra el blog, mi experimento para lograr adaptarme a la monotonía, a lograr ser constante en algo, a ordenar mi vida.
No prometo una vida lineal sin sobresaltos, sin problemas, pero prometo un siempre contigo.
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